Durante este pasado verano pude disfrutar de un momento que me trajo muchos recuerdos de mi infancia y para mi hijo Alejandro fue la primera vez en su vida que veía como hacían y horneaban el pan nuestros abuelos.
Empezamos calentando el horno con leña. Al principio las piedras de su interior se ponen negras con el humo, pero poco a poco según van cogiendo calor se vuelven blancas.
Es el momento de limpiar bien su interior, empezar a meter el pan y posteriormente las empanadas.
En esta ocasión fueron 3 empanadas, zamburiñas, carne y de beicon con queso, a cual de ellas mejor.
Una vez se encuentra todo horneado y en su punto, a comer. Buen provecho.
Solo queda dar de nuevo las gracias a mi familia por ofrecernos un día tan especial.
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